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Cuando se habla de víctimas y graves violaciones a los derechos humanos lo normal es exigir verdad y reparación, dos palabras con significados ambiguos, pero que son fundamentales para garantizar la no repetición.

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó cada 24 de marzo como el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas.

¿Y esto qué significa?

Cada vez que existen infracciones graves del derecho humanitario, las víctimas y sus familiares exigen saber qué sucedió, aún más cuando se trata de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, secuestro de menores o torturas.

El derecho a la verdad demanda tener un conocimiento pleno y completo de los actos que se produjeron, cuáles fueron las personas que participaron en ellos y las circunstancias específicas, en particular de las violaciones perpetradas y su motivación.

¿Para qué?

Saber la verdad ofrece a las víctimas y a sus familiares una forma de poner un punto final al lamentable suceso, recuperar la dignidad y aliviar en cierta manera el dolor por las pérdidas sufridas.

Cuando la sociedad en su totalidad decide entregar sus esfuerzos a revelar lo ocurrido, comienza un proceso de investigación y recopilación de testimonios que resulta catártico para cualquier víctima y en donde empiezan a aparecer los responsables de las violaciones a los derechos humanos.

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Promover esta rendición de cuentas facilita la reconciliación y la recuperación del tejido social, poniendo como prioridad la defensa de la verdad y el respeto por la dignidad humana.

El derecho a la verdad ha quedado consagrado expresamente en la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, que entró en vigor en diciembre de 2010. También reconocen ese derecho otros instrumentos internacionales, así como leyes nacionales, la jurisprudencia y las resoluciones de órganos intergubernamentales.

Monseñor Óscar Arnulfo Romero

En el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas se conmemora a monseñor Romero, quien fue asesinado a tiros en 1980 cuando celebraba la misa en una iglesia de San Salvador.

Monseñor Romero fue asesinado por condenar las violaciones cometidas en su país contra los más vulnerables en el contexto de conflictos armados.

Como humanista y defensor de la dignidad del ser humano, sus llamamientos constantes al diálogo y su oposición a toda forma de violencia para evitar el enfrentamiento armado le costaron la vida el 24 de marzo de 1980 y por eso hoy recordamos su existencia.

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Colombia

Nuestro país es uno de los de la región con mayor cantidad de víctimas a causa de su conflicto armado interno que duró más de seis décadas y que aún sigue costando la vida de cientos de personas en los territorios más apartados.

Luego del conflicto armado La Comisión de la Verdad recolectó testimonios e historias de personas y lugares que relatan experiencias de transformación y sobrevivencia. ¿Qué les ocurrió? ¿Cómo lo han superado? ¿Por qué es importante la verdad? ¿Cómo lograr que lo que les sucedió no se repita? Son algunas de las preguntas que responde Mi Verdad Es.

La verdad es un instrumento para combatir la impunidad, para hacer justicia y para evitar que se sigan cometiendo atrocidades, por eso las víctimas de violaciones flagrantes de sus garantías fundamentales como sus familias tienen el derecho inalienable de saber la verdad sobre los eventos, circunstancias y razones relacionados con los crímenes que han sufrido.

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