El mundo conmemora cada 11 de abril el nacimiento de James Parkinson, un médico clínico y neurólogo británico que habló por primera vez de la “parálisis agitante” como un trastorno que afecta al sistema nervioso. Años después, tras investigaciones complementarias, se comenzó a diagnosticar “el mal de Parkinson” en honor a este doctor.
¿Qué es el Parkinson?
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según el Ministerio de Salud colombiano, este trastorno crónico es producido por la destrucción de las neuronas dopaminérgicas que se encuentran en una región del cerebro conocida como ganglios basales.
Como estos circuitos neuronales intervienen en el control de los movimientos dentro del sistema nervioso central, la concentración del neurotransmisor dopamina disminuye, provocando lentitud de movimientos, temblores, rigidez, trastornos de la marcha y desequilibrio y una amplia variedad de complicaciones no motoras como el deterioro cognitivo, trastornos mentales, trastornos del sueño, dolor y otras alteraciones sensoriales.
¿Quiénes lo padecen?
Según los datos reportados en el Registro Individual de Prestación de Servicios en Salud – RIPS, entre los años 2016 y 2020 se atendieron 148.224 personas con diagnóstico de Parkinson. Solo en el 2020 fueron atendidas 33.687 personas, el 44,18 % fueron mujeres y 55,81% hombres. Y es que según la ‘American Physiological Society y otros estudios realizados al respecto, los hombres podrían ser más propensos a padecer la enfermedad.
Algunas investigaciones apuntan a que los factores de riesgo del Parkinson van desde la edad avanzada, los antecedentes familiares y la exposición a pesticidas. Se ha observado una mayor incidencia entre las personas que están expuestas a sustancias tóxicas como herbicidas y otros químicos usados en la limpieza industrial.
Si bien la enfermedad es poco frecuente en adultos jóvenes, generalmente comienza en la segunda mitad de la vida o en la tercera edad y el riesgo aumenta a medida que envejecemos.
Tal vez te pueda interesar: 6 mitos que deberías conocer sobre el trastorno bipolar
Tratamientos para la enfermedad
La identificación temprana del Parkinson es crucial para un tratamiento efectivo, pues si bien no existe una cura, hay varias formas en las que las personas pueden cuidarse para intentar evitarla, identificarla y tratarla.
Se pueden utilizar fármacos, cirugía o tratamientos complementarios que ayudan a aliviar los síntomas. Existen además terapias de apoyo complementarias que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen, como la fisioterapia, la terapia ocupacional, la logopedia (para diagnosticar y tratar los trastornos del habla) o la terapia con masajes.
Además, para mejorar la calidad de vida de las personas que conviven con esta enfermedad y al mismo tiempo desacelerar la evolución de la misma, se debe prevenir el riesgo de caídas, las infecciones respiratorias o de orina que pueden hacer que la enfermedad tenga una mayor evolución.
Se recomienda además una hidratación y nutrición adecuada y realizar actividad física de manera constante.
Juntos podemos prevenir
Al igual que la mayoría de enfermedades no existe ninguna prevención que asegure su aparición en algún momento de la vida, aún más cuando se desconoce con certeza la causa de la enfermedad y las maneras probadas para prevenirla aún son inciertas.
En algunas investigaciones se ha demostrado que el ejercicio aeróbico regular podría reducir el riesgo, así como tener un estilo de vida saludable. La investigación de la enfermedad de Parkinson ha avanzado notablemente en los últimos años y está consiguiendo que la calidad de vida de estas personas sea cada vez mejor.
Los avances en genética y terapia celular, así como en el conocimiento de la enfermedad, hacen pensar que en el futuro, además de los avances en el tratamiento, esta enfermedad se podrá diagnosticar a tiempo e incluso se podrá prevenir.
Con información de: Ministerio de Salud, Organización Mundial de la Salud y Conoce El Parkinson.